Los montes lejanos surgen con ondulaciones suaves de reptil.
Las transparencias infinitamente cristalinas lo muestran todo en su mate esplendor.
Las umbrías tienen noche en sus marañas y la ciudad va despojándose de sus velos perezosamente, dejando ver sus cúpulas y sus torres antiguas iluminadas por una luz suavemente dorada...
Las transparencias infinitamente cristalinas lo muestran todo en su mate esplendor.
Las umbrías tienen noche en sus marañas y la ciudad va despojándose de sus velos perezosamente, dejando ver sus cúpulas y sus torres antiguas iluminadas por una luz suavemente dorada...
El Sol aparece casi sin brillo... y en ese momento las sombras se levantan y se van... la ciudad se tiñe de púrpura pálida, los montes se convierten en oro macizo, y los árboles adquieren brillos de apoteosis italiana...
Y todas las suavidades y palideces de azules indecisos se cambian en luminosidades espléndidas, y las torres antiguas de la Alhambra son luceros de luz roja... las casas hieren con su blancura y las umbrías tórnanse verdes brillantísimos.
Y todas las suavidades y palideces de azules indecisos se cambian en luminosidades espléndidas, y las torres antiguas de la Alhambra son luceros de luz roja... las casas hieren con su blancura y las umbrías tórnanse verdes brillantísimos.
Federico García Lorca . 1918.
Impresiones y paisajes. En "Granada, paraíso cerrado y otras páginas granadinas".
Este texto de Garcia Lorca, refleja la vista que nos muestra Granada desde La Zubia y a la vez,el paisaje de la Vega con la Sierra al fondo.
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